En la gloria II ¡CORTEN!


¡Corten! Grito con mi mejor voz. Las actrices abandonan el decorado de cartón y esquivando con desdén las aparatosas máquinas de humo llegan a manos de sus (des)maquilladoras. Yo vuelvo a lo acontecido. Repaso en el visor los últimos minutos grabados… Vaya, ¿y esa cara? No era la idea. Pero me gusta. ¡Buena! Les grito de nuevo y todos parecen deshincharse de tensión. Detrás del estudio, me espera una de esas periodistas plomizas, de las de gafitas lindas y sonrisa no apta para diabéticos. Le sonrío yo también. Soy cortés. ¿Dos besos? No. Me extiende la mano. Bueno, supongo que será lo mejor. Allá vamos. A ver si acaba esto rápido. Estoy cansado. Quiero volver a ver esa cara… no, definitivamente no era cómo yo la había imaginado. Mierda, la chica ya está preguntando; y con grabadora.

[…]siendo tan joven afirmaba sentir una gran identificación hacia este personaje. Permítame la osadía señor Díaz pero por qué y en qué se identifica con alguien como Norma Desmond?

Bueno, supongo que por la fuerza que desprende. La capacidad que tenía de disfrazar la realidad al servicio de su imaginación y sus necesidades. Al fin y al cabo, es una mujer que vive del pasado, aunque cree que para el futuro. Además, le encanta el reconocimiento, disfruta siendo el centro de atención. Yo no tanto –le susurro y luego sonrió, emulando espontaneidad. Pero pronto recuerdo que no hay cámaras y ya vuelvo a ser más yo-.

Si le pidiera que me hiciera una lista de virtudes y defectos de la señorita Desmond…

Una mujer como ella está llena de valores positivos: qué me dice de su clase, de ese porte arrogante aún y cuando ya no puede permitírselo? La enorme energía que proyecta para todo aquello referido a su carrera profesional, viviéndolo… sintiéndolo todo con expresividad desmedida. –La miro satisfecho por mi intervención pero no me está escuchando, sólo apunta, relee sus preguntas e imagina las (sus también, a fin al cabo) respuestas.- ¿Defectos? Creo que para norma la mayoría de defectos son sólo debilidades transitorias. En su caso hay algunas a las que nunca acaba de enfrentarse: es incapaz de asumir que el éxito expiró. Las obsesiones la vuelven una fiera ciega y sorda con grandes carencias afectivas y todo ello además, viviendo de unos ingresos que ya no dispone.

¿Cuando trabaja con el personaje, qué punto exacto intenta desvelar más que el resto?

La ambición… y la resistencia. En su caso son términos casi sinónimos. Van más allá de un mecanismo de superación. El sentimiento de fracaso sigue ahí, pero se borra el objeto.

¿Cuál hubiera sido su papel ideal en El crepúsculo de los Dioses, señor Díaz?

¿Mi papel? Disculpe, creo que no la sigo. Como actor, digo, ¿qué personaje hubiera querido representar? –sonríe y sigue apuntando, ausente- Ah, vaya… El de un joven periodista despistado que llega a su casa para entrevistarla. Un reportaje cualquiera, de esos que se van en serie “Glorias pasadas del cine” o “Estrellas del cine mudo”, tal vez. La gracia sería ver cómo encaja que Norma aún no ha asumido el matiz pretérito de su fama.

¿Qué ha aportado Norma Desmond a la humanidad? Pues, no sé… precisamente eso, humanidad, supongo. Es una pregunta un tanto extraña. Sé que Norma representa sin quererlo a toda una generación de actores que perdieron su empleo con el fin del cine mudo. Pero es mucho más actual que todo eso. ¿Cuántos actores… artistas de todo tipo, confunden su profesión con una identidad social? Son pequeñas Normas, sin éxitos ni trabajo hace días, semanas, ¡años! Y en cambio su actitud huele aún a pseudobohemia.


Pincha la imagen y déjate apresar por Norma


1 Comment:

  1. MIGUEL said...
    Me encanta.

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