Business Class ( Viaje Cultural )



Bienvenidos a bordo, en unos minutos proyectaremos la película "Viaje emocionante al centro de la Tierra". Las azafatas se desplazan como fantasmas entre los asientos: "¿Prensa desea, señor?", preguntan a los seres con pene. "¿Revista de paisajes, señora?, sugieren a los seres con vagina. Una hembra mira fijamente a la robot servicial: "No gracias. Aunque sí quisiera un periódico". La robot se reprograma y sale del paso rápidamente: "Cuál será, señora?" ABC. Sonríen y se efectúa la entrega con éxito. Una vez en sus manos, la mujer hojea el diario, deteniéndose sólo en las ilustraciones y módulos publicitarios de media plana o página entera. El de Halcón Viajes consigue retener su ligera atención más que el resto.

Parece una nueva rica, definitivamente ‘mujer de…’ Bajita, entrada en carnes morenas de UVA y comprimidas por una camiseta negra pseudomoderna. ¿50 años? 55 tal vez. El maquillaje denso, tostado y rojizo como el cabello estudiadamente caótico y punzante. Pendientes de perla rebozada en oro y gafas light sin marco ni montura, cubiertas sólo por el vaho que desprende el sudor grasiento sobre la frente. A los anillos pesados les acompañan dedos gruesos y arrugas embalsamadas en hidratante Yves Roche. Las garras con el borde blanco barnizado. El cuello es esférico; se dilata y comprime como el pasillo oxidado de un autobús urbano.

Ella se dispone a comer. Despliega una servilleta sobre las rodillas y saborea una sopa precocinada que chorrea por la comisura de sus mullidos labios. Tan satisfecha parece, que al desperezarse catapulta los cubiertos de la bandeja al pasillo. La azafata regresa y sus detectores visuales localizan dos objetos ensuciando la moqueta azul PP. "Le importaría…? Su dedo servicial se vuelve acusador. "No puedo lo siento", se encoge de hombros y hace un amago frustrado de acercar sus yemas al tenedor más próximo, recuerda al impulso angustioso de un escarabajo cruelmente volteado; luego apunta a la bandeja llena de envases de plástico reciclable, sin doblarla le será imposible realizar tal hazaña. La robot se agacha y mientras colecta las piezas de metal lamido y sudado con una pinza usa la otra para sostener la falda a medio muslo. Da media vuelta y se desintegra en silencio.

Han pasado veinte minutos. La señora prosigue en su lectura de Halcón Viajes, se fija ahora en "La ruta de los Austria", tan concentrada está que sin querer arroja el móvil al mismo agujero negro al que volcó antes los cubiertos. La bandeja sigue tendida, ahora vacía. Puede doblarla en un solo gesto de muñeca. No lo hace. En su lugar, alarga el brazo y retuerce el tallo como una balleta quebrada hasta que, milagrosamente, consigue acunar el telefonillo entre el oro de sus dedos. Al agacharse, sobre la espalda, en la camiseta oscura, unas letras blancas se despliegan y despiertan de su letargo fetal: "Future is the best and the largest amusement".(El futuro es la mejor diversión y la más duradera).

Su esposo, o compañero de viaje, es tan pálido que cuesta distinguir la calva de los mechones canosos; casi calvo, enjuto y con el pellejo flácido; exgordo, tal vez. Recuesta su barba sobre el respaldo y por las mejillas resbala la dulce saliva corrosiva del sueño más profundo. La baba gotea incesante, oscila, cuelga, se acumula, toma empuje, corre más a cada gota. Su mujer se percata y busca rápido algo entre el bolso diminuto. Choca sus muñones contra la tela, ansiosa, con histeria contenida. Un paquete de cleanex mentolados, eso era. Se lo arroja a la pechera de la camisa y rompe de golpe el descanso. El recién amanecido asume el mensaje y se frota la cara contra el pañuelo. Ella respira tranquila; pero aún decide mirar alrededor, observar la perspectiva de los vecinos de asiento y calcular cuántos han podido beneficiarse de tan humillante visión; quiénes saborearon la saliva de la flaqueza con sus pupilas avaras. Sus ojos turbios se cruzan también con los míos. Le sonrío. Por suerte, yo no valgo: Bebo Fanta. Ella ha pedido un Rioja.


1 Comment:

  1. MIGUEL said...
    Realmente terrorífico. Uno se plantea a veces si la raza humana merece ser destruída. Mientras existan personas con tu visión crítica y poder para hacer de su vida algo real y no un rol, quedarán esperanzas y algo de redención.

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